Y no sabrás de mi hasta que algún zorro no largue la lengua, no tendrás noticias, mis caricias
diferidas no te afectarán. Pon un precio a tus anhelos y buscame hacia el final de la noche por
un río de escotes con la lágrima cruda comprendiendo lo que nos faltó decir.
Cuando todo termine y me digan que me tengo que ir, dejare una valija ahí, con la mujer usada adentro
que hasta ayer fui. Y no sabre de ti hasta que los lobos no pequen tu rastro entre las pesquisas,
las milicias ateridas no te encontrarán. Quiebra la bolsa de dudas y tu rastro reclamando la
sombra entre el furor de congas dentro las luces ululan anunciando que hemos llegado al fin.
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